Un estudio reciente publicado en npj Aging proporciona la primera evidencia experimental de que la psilocibina y su metabolito activo, la psilocina, no solo modulan funciones cerebrales.
A pesar de los avances en tratamientos farmacológicos, muchos pacientes no responden adecuadamente a las terapias disponibles, lo que subraya la necesidad de explorar alternativas innovadoras.
Un estudio reciente dirigido por Chisamore et al. (2025) comparó los efectos antidepresivos de la psicoterapia asistida por psilocibina (PAP) en dos grupos de pacientes.
En los últimos años, el interés por el uso terapéutico de sustancias psicodélicas ha crecido exponencialmente. Sin embargo, una pregunta sigue siendo crucial: ¿Cómo podemos preparar a las personas para estas experiencias profundas y a menudo desafiantes?
Un reciente meta-análisis, dirigido por Jack D. C. Dahan y su equipo, se ha centrado en estudiar la correlación entre los efectos subjetivos de estas sustancias y sus resultados terapéuticos.
El estudio ABCD, que sigue a 10,000 niños desde los 9 o 10 años hasta la adultez, se encuentra en una posición única para dilucidar las relaciones causales entre el uso de sustancias y una variedad de resultados asociados.
Los psicodélicos podrían tener un potencial revolucionario en psiquiatría, aunque, hasta recientemente, las propiedades farmacodinámicas de tales compuestos no parecían diferir mucho de las de la serotonina.
En el emocionante mundo de la neurociencia, un estudio desarrollado por Brouwer y Carhart-Harris ha irrumpido como un concepto revolucionario en campo de la psicofarmacología: los Estados Mentales Pivote (PiMS)