Robin Carhart-Harris, pionero en la investigación de sustancias psicodélicas, ha dedicado más de dos décadas a estudiar cómo estas moléculas afectan el cerebro y la mente.
Con más de 100 publicaciones científicas, su trabajo ha sido fundamental para revivir un campo que estuvo estancado durante décadas debido a restricciones legales.
Uno de sus hallazgos más relevantes es que los psicodélicos, como la psilocibina (presente en hongos alucinógenos), no son en sí mismos la cura, sino herramientas que activan los mecanismos naturales de sanación del cuerpo.
Nuestros cuerpos son máquinas vivas de sanación, y las drogas son solo herramientas que catalizan un proceso intrínseco.
Psilocibina vs. antidepresivos convencionales
En 2021, Carhart-Harris y su equipo compararon los efectos de la psilocibina con los del escitalopram, un antidepresivo común.
Los resultados iniciales mostraron beneficios similares, pero el seguimiento a seis meses reveló algo sorprendente: los pacientes tratados con psilocibina mantuvieron una mejoría significativamente mayor en comparación con quienes tomaron el fármaco tradicional.
Esto sugiere que los psicodélicos podrían ofrecer un alivio más duradero para la depresión, un trastorno que afecta a millones en todo el mundo.
Sin embargo, Carhart-Harris enfatiza que la sustancia por sí sola no es suficiente:
La otra mitad de la solución es el acompañamiento terapéutico, que ayuda a integrar la experiencia en la vida diaria
¿Cómo los psicodélicos «reorganizan» el cerebro?
Carhart-Harris propone la hipótesis REBUS (Relaxed Beliefs Under Psychedelics), que explica por qué los psicodélicos pueden ser útiles en diversas condiciones mentales, como depresión, ansiedad y trastorno de estrés postraumático.
Según esta teoría, estas sustancias generan un «caos controlado» en el cerebro, debilitando patrones rígidos de pensamiento y permitiendo la formación de nuevas conexiones neuronales.
Las enfermedades mentales tienen como núcleo patrones de creencias y comportamientos muy arraigados. Los psicodélicos relajan estos patrones, dando lugar a una experiencia diferente del mundo y de uno mismo.
Este efecto se correlaciona con la intensidad de la experiencia psicodélica y su potencial terapéutico.
Los desafíos de la investigación psicodélica
A pesar de los avances, Carhart-Harris identifica varios riesgos en el futuro de este campo. Uno de ellos es la posible comercialización excesiva, donde intereses económicos podrían priorizar la venta de sustancias sobre el modelo integral de terapia asistida.
El sistema capitalista podría corromper este espacio, despojándolo de su humanidad y valores.
Otro peligro es la simplificación de los tratamientos. Algunas empresas buscan desarrollar «psicodélicos no psicodélicos», es decir, moléculas que imitan ciertos efectos neuroplásticos sin inducir experiencias conscientes.
Para Carhart-Harris, esto es un error:
No puedes tener un psicodélico que no sea psicodélico. La experiencia subjetiva es parte fundamental del proceso.
El contexto ritual: más allá de la medicina occidental
Las culturas ancestrales han usado psicodélicos en contextos ceremoniales durante milenios. Carhart-Harris destaca la importancia de integrar elementos como la música, el apoyo emocional y un entorno seguro en las terapias modernas.
La música guía la experiencia y evita que las personas se sientan abrumadas. Estos componentes son críticos y no deben ignorarse.
Sin embargo, en un sistema médico industrializado, existe el riesgo de que estos aspectos se descuiden por motivos económicos.
Si se elimina el acompañamiento terapéutico para abaratar costos, se perderá gran parte del beneficio.
Hacia un futuro regulado y seguro
Carhart-Harris ve con optimismo la posibilidad de que los psicodélicos sean aprobados para uso terapéutico en más países. Esto no solo facilitaría el acceso, sino que también reduciría el estigma alrededor de estas sustancias.
Un cambio regulatorio permitiría entender que los psicodélicos no son drogas peligrosas, sino herramientas con un potencial único.
Sin embargo, insiste en que el camino debe ser cuidadoso:
No se trata de salvar al mundo con psicodélicos, sino de usarlos con respeto, integridad y un enfoque centrado en la sanación real.
Referencias
Ortiz-Medrano, A. (2024, diciembre 10). Robin Carhart-Harris, pionero en el estudio de los psicodélicos: “Nuestro cuerpo es la máquina de sanación, los hongos son solo una herramienta”. WIRED en Español.
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