Por Amy Bartlett y Monnica T. Williams

Detente si conoces esta historia.

Un hombre blanco, ambicioso, valiente y aventurero viaja a México en la década de 1950 y es invitado a una ceremonia de hongos con una curandera. Tiene una profunda experiencia personal y comparte el relato de su aventura en una importante publicación de Estados Unidos, anunciando la introducción de los hongos con psilocibina en America del Norte y el mundo.

Aquellos que se dedican regularmente a la investigación en el campo de los psicodélicos, probablemente ya hayan escuchado esta versión de la historia de R. Gordon Wasson cientos de veces.

Excepto que seguimos contando una historia incompleta, una y otra vez. Hasta hace poco.

Hoy en día los académicos recién están comenzando a prestar más atención a las mujeres detrás de estas historias.

Nuestros puntos ciegos colectivos

Esta confusión ocurrió recientemente (e irónicamente) en un artículo sobre la importancia de la justicia y la inclusión en el renacimiento psicodélico.

Específicamente, aunque destaca las contribuciones a menudo poco citadas de la curandera nativa mazateca, María Sabina, a Gordon Wasson se le acredita como “el occidental más notable en ingerir psilocibina intencionalmente en México”, así como el único autor del libro Mushrooms, Russia and History.

Pero de hecho, la esposa de Gordon, la Dra. Valentina “Tina” Pavlovna Wasson, tuvo tanta influencia, si no más, a la hora de llamar la atención de los norteamericanos sobre los hongos con psilocibina.

Hablemos de la Dra. Valentina Wasson

En muchos sentidos, las historias que contamos sobre R. Gordon Wasson y otros “padres fundadores” de los estudios psicodélicos son universalmente aceptadas como canon dentro de la comunidad psicodélica.

Pero cuando aceptamos la repetición por encima del rigor y no cuestionamos las historias que contamos, somos víctimas de las mismas suposiciones misóginas de la época que hicieron que figuras como la Dra. Valentina Wasson fueran invisibles para los investigadores, escritores e historiadores.

Valentina era pediatra y científica, además de una apasionada entusiasta de la micología, un pasatiempo que había cultivado cuando era niña en Rusia. También fue una prolífica entomicóloga e investigadora del tema.

La historia “real” entonces del “descubrimiento” occidental de la psilocibina es que después de que Valentina hubiera dirigido varias expediciones previas para investigar los usos tradicionales de los hongos en México, María Sabina les presentó a ella y su esposo (que era banquero, no científico) su práctica basada en hongos psicodélicos.

Los Wasson también recolectaron esporas de hongos durante esta visita, que posteriormente fueron cultivadas y analizadas por el investigador y químico suizo Albert Hofmann, facilitando así directamente el aislamiento de la molécula de psilocibina.

Valentina desarrolló una profunda pasión profesional y personal por los hongos con psilocibina e hizo importantes e influyentes contribuciones a su popularización en todo el mundo occidental, tales como su creencia de que la psilocibina podría usarse con fines terapéuticos e incluso para apoyar la transición a la muerte, otra idea adelantada a su tiempo.

Mientras actualizamos esta historia, aprovechamos de aclarar otras dos atribuciones erróneas que a menudo se pasan por alto.

Gordon Wasson efectivamente escribió sus experiencias tan citadas en un famoso artículo de la revista Life titulado «Seeking the magic mushroom».

Sin embargo, el relato personal de Valentina titulado «I ate the sacred mushrooms» también fue publicado solo unos días después en una revista muy popular en ese momento llamada This Week, un suplemento dominical distribuido a nivel nacional que se incluyó en los periódicos estadounidenses desde 1935 a 1969.

En su apogeo en 1963, This Week se distribuía con las ediciones dominicales de 42 periódicos del país con una circulación total de 14,6 millones de ejemplares.

Esta amplia exposición pública al relato de su estancia en México muestra que las contribuciones de Valentina no fueron pasadas por alto en ese momento: ella tenía voz y la estaba usando.

En cambio, a esa voz no se le dio un lugar permanente en la conciencia colectiva de los estudios psicodélicos y quienes vinieron después la ignoraron en gran medida.

La segunda atribución errónea se relaciona con la omisión de sus contribuciones escritas, ya que fue Valentina, la experta en etnomicología y, de hecho, la autora principal del texto de dos volúmenes Mushrooms, Russia and History, no su esposo Gordon, como se cita frecuentemente.

Los libros incluyen un relato denso y vibrante del mundo de los hongos en Rusia y Europa del Este, entrelazando la micología y la botánica locales con mitos y eventos de importancia histórica en la región.

En el Volumen II de la colección, Valentina también detalla su experiencia en México, incluidas fotografías y arte recolectado durante su visita.

Estos libros capturan la pasión de toda la vida de Valentina por los hongos y honran la influencia que tuvo su infancia rusa en sus importantes contribuciones a la popularización de los hongos con psilocibina y el desarrollo del campo psicodélico.

Por qué es importante la atribución correcta

La prevalencia y el legado problemático de estos descuidos y atribuciones erróneas es algo que todos deberíamos trabajar para desmantelar.

Desafortunadamente, mientras Gordon es adorado en la historia psicodélica, la Dra. Valentina Wasson y sus muchos logros han sido olvidados, oscurecidos y relegados a un segundo plano, al igual que ocurre con muchas otras mujeres de su época.

La realidad para quienes investigan este campo es que simplemente es más fácil encontrar referencias sobre hombres, con un sesgo probatorio que ha dado como resultado un descuido inexacto y marginalizador que se ha replicado cientos de veces en artículos e investigaciones académicas.

El fenómeno de quedar excluiso en la investigación psicodélica está bien documentado y como nos muestra el caso de Valentina, podemos y debemos hacerlo mejor.

Las implicaciones de este descuido (y de muchos otros similares) no deben tomarse a la ligera.

La historia de Valentina es similar a la de muchas docenas de personas marginadas, cuyas contribuciones han sido infravaloradas y subestimadas en la literatura y la cultura popular en torno a los psicodélicos.

A medida que se desarrolla el renacimiento psicodélico y más personas aprenden sobre ellos, es esencial que construyamos una comprensión y una conciencia colectivas sobre la diversidad y la complejidad de la historia que nos permita entender como hemos llegado hasta hoy.

Como muestra la historia de Valentina, aquellos comprometidos con la construcción y el crecimiento de un movimiento psicodélico inclusivo tenemos la responsabilidad colectiva de garantizar que las voces y contribuciones de los grupos históricamente marginados tengan el mismo y entusiasta lugar en el presente.

Su historia también nos muestra que estas influyentes figuras olvidadas del pasado deben ser recordadas y celebradas por sus contribuciones hoy y también en el futuro inclusivo y vibrante que estamos creando juntos.

El trabajo psicodélico tiene mayor impacto cuando abarca la diversidad y complejidad inherentes del viaje.

Además, la historia de Valentina nos recuerda que nunca se sabe adónde te llevarán tus pasiones o a dónde te llevará el compartirlas con los demás.

Valentina Wasson pasó su infancia en Rusia amando las setas y alimentó ese amor durante toda su vida. En esencia, fue esa pasión infantil, sencilla y sincera la que cambió el mundo para todos nosotros.

Por lo tanto, su historia también nos muestra el poder de seguir las pasiones de nuestra vida con humildad, curiosidad y corazón abierto. Y esta es una historia que definitivamente vale la pena recordar.

A medida que se continúa desarrollando el renacimiento psicodélico, podemos aprovechar de seguir recordando lo que hemos olvidado.

Con esta intención, podemos corregir nuestros errores del pasado y responsabilizarnos unos a otros y a nosotros mismos por las historias que contamos mientras construimos el futuro de los estudios psicodélicos.

Debemos crear una fuerte cultura de la curiosidad, cuestionar nuestras suposiciones con una mirada crítica e interseccional, desmantelar las historias y prácticas que siguen replicando las desigualdades sociales y culturales en la investigación y la historia de los psicodélicos.

Ya sea que estemos hablando de las leyendas que hemos tejido colectivamente sobre los fundamentos de la investigación psicodélica, o si tenemos en cuenta la raza, el género, la sexualidad y la cultura en los ensayos clínicos, los estudios y la construcción de comunidades psicodélicas en los tiempos modernos: inclusión, atribución y rendición de cuentas.

Los psicodélicos enseñan a las personas a cuestionar lo que creen saber sobre sí mismos y el mundo que los rodea.

Esta lección también se aplica a la comunidad psicodélica y las historias que contamos sobre nosotros y entre nosotros mismos.

Se curioso. Has preguntas. Busca la verdad.

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