Los psicobióticos, un término que resuena cada vez más en los círculos de la neurociencia y la psiquiatría, representan una frontera emergente en la comprensión y tratamiento de las enfermedades mentales.

Estas bacterias benéficas, que ejercen efectos positivos sobre el eje intestino-cerebro, están abriendo nuevas vías para enfrentar patologías neuropsiquiátricas y trastornos del neurodesarrollo, que suelen ser complejos y multifactoriales en su etiología.

La microbiota intestinal es un ecosistema complejo de bacterias, hongos y virus, que desempeña un papel crucial en este diálogo neurogastrointestinal.

Entendiendo el segundo cerebro

Nuestro intestino alberga más neuronas -unos 500 millones- que la médula espinal (aproximadamente 1o millones).

En el intestino se encuentra el denominado sistema nervioso entérico (SNE), cuya  función fundamental es regular el tracto gastrointestinal, la secreción de enzimas digestivas y la coordinación de los reflejos relacionados con la digestión y absorción de alimentos.

El SNE es una red extensa y compleja capaz de actuar de manera autónoma, aunque comunicada con el sistema nervioso central.

El sistema nervioso entérico (SNE) es una parte del sistema nervioso autónomo (SNA), que a su vez es una componente del sistema nervioso periférico (SNP)

Es debido a su gran contenido de neuronas y la capacidad para funcionar independientemente son la razón por la que se ha ganado el nombre de «segundo cerebro».

Esta comparación enfatiza la importancia del SNE en la fisiología gastrointestinal y su influencia en la salud y enfermedad más allá del sistema digestivo, incluyendo su papel en el eje intestino-cerebro, el estado de ánimo y el comportamiento.

Entonces, no se trata solo de un órgano digestivo, sino también un epicentro de señales neuronales que afectan y se ven afectadas por nuestro estado psicológico.

La microbiota y la mente

La influencia de la microbiota sobre nuestro bienestar mental puede ser ilustrada con una idea tan común como denominarlos «nervios en el estómago».

Este fenómeno aparentemente banal es una manifestación del complejo diálogo entre el cerebro y el intestino.

Es por eso que las personas que sufren ansiedad, por ejemplo, a menudo reportan síntomas como saciedad o nudos en el estómago, o inversamente, un aumento descontrolado del apetito.

Tales síntomas gastrointestinales suelen ser muy comunes en desórdenes mentales y han sifo históricamente reportados por profesionales de la salud.

La promesa de los psicobióticos

Los psicobióticos son microorganismos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren beneficios a la salud mental del anfitrión humano.

Estos microorganismos pueden ayudar mejorar los síntomas gastrointestinales y psicológicos asociados con desórdenes mentales, ofreciendo una alternativa o un complemento a las terapias farmacológicas convencionales.

Y esta necesidad de nuevas aproximaciones sigue siendo urgente, ya que aproximadamente el 50% de los trastornos mentales tratados con medicamentos no muestran mejoría significativa y es aquí es donde los psicobióticos pueden jugar un papel revolucionario.

Mecanismos de acción

Aunque los mecanismos precisos a través de los cuales los psicobióticos ejercen su influencia aún están siendo investigados, se sabe que actúan en la función del Sistema Nervioso Central.

Esto se desarrollaría a través del Nervio Vago y el eje Hipotalámico-Pituitario-Adrenal (HPA), ambos implicados en la gestión del estrés.

Es aquí donde los psicobióticos pueden ayudar disminuir la inflamación de bajo grado y promover la plasticidad sináptica, mejorando la función cognitiva.

Los psicobioticos ayudan a producir ácidos grasos de cadena corta y modulan la producción de neurotransmisores como serotonina, GABA, dopamina y epinefrina, mejorando así los síntomas neurológicos.

Beneficios observados y potenciales de los psicobióticos

Los psicobióticos pueden llegar a ofrecer múltiples beneficios, entre los cuales podemos destacar los siguientes:

1. Regulación del metabolismo de neurotransmisores y sus precursores

Los neurotransmisores son sustancias químicas esenciales para la transmisión de señales en el cerebro y entre los más conocidos se encuentran la serotonina, conocida como la «hormona de la felicidad» y el GABA, que regula la excitabilidad neuronal.

Los psicobióticos influyen en la síntesis y liberación de estos neurotransmisores y sus precursores, ya que por ejemplo, ciertas cepas bacterianas pueden producir ácido gamma-aminobutírico (GABA) directamente, mientras que otras pueden influir en la disponibilidad de triptófano, un precursor clave de la serotonina.

Este tipo de regulación puede ser fundamental para el tratamiento de trastornos como la depresión y la ansiedad, donde los desequilibrios de neurotransmisores son una característica común.

2. Reducción del estrés oxidativo y modulación de la respuesta inmunitaria

El estrés oxidativo ocurre cuando hay un desequilibrio entre la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS) y la capacidad del cuerpo para contrarrestar sus efectos.

Es aquí donde los psicobióticos pueden ayudar a ejercer un efecto antioxidante, reduciendo así el estrés oxidativo.

Además, pueden ayudar a modificar la respuesta inmunitaria al alterar los niveles de citoquinas proinflamatorias y antiinflamatorias, asociadas con una variedad de trastornos del estado de ánimo y cognitivos.

3. Prevención de la neurodegeneración mediante la síntesis de factores neurotróficos

Los factores neurotróficos son proteínas que ayudan a sostener y proteger las neuronas, promoviendo su crecimiento y supervivencia.

Los psicobióticos pueden ayudar a estimular la producción de estos factores, como el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), que es esencial para la plasticidad sináptica y la neurogénesis.

Al mantener la integridad y la funcionalidad de las redes neuronales, los psicobióticos podrían desempeñar un papel en la prevención y el manejo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y la demencia senil.

4. Control del crecimiento de patógenos intestinales

Los psicobióticos también tienen la capacidad de competir con patógenos intestinales y por lo tanto, reducir la inflamación y los síntomas gastrointestinales que a menudo acompañan a los trastornos psicológicos.

Mediante la producción de sustancias como bacteriocinas y ácidos orgánicos, los psicobioticos pueden inhibir el crecimiento de bacterias nocivas, manteniendo así la integridad de la barrera intestinal y evitando que las endotoxinas y otros componentes proinflamatorios accedan a la circulación sanguinea y afecten al cerebro.

Selección de psicobióticos efectivos

La elección de psicobióticos debe hacerse con cuidado, aunque se recomienda optar por probióticos de cuarta generación y de derivación humana, formulados con cepas específicas conocidas por sus beneficios en la salud mental.

1. Primera generación

Estos son generalmente las cepas básicas de probióticos, como Lactobacillus y Bifidobacterium, conocidos por sus beneficios generales en la salud intestinal.

2. Segunda generación

Incluyen cepas mejoradas con propiedades específicas, como resistencia a ácidos o habilidades de adhesión mejoradas.

Algunos ejemplos incluyen Lactobacillus helveticus NS8 y Bifidobacterium longum NCC3001.

3. Tercera Generación

Probióticos que pueden incluir mezclas sinérgicas de cepas o aquellos diseñados para actuar en enfermedades específicas.

Algunos ejemplos incluyen Lactobacillus casei Shirota o la combinación de Lactobacillus acidophilus NCFM y Bifidobacterium lactis Bi-07.

4. Cuarta Generación

También conocidos como «bióticos de próxima generación», estos probióticos están siendo desarrollados por ingeniería genética para tener características específicas dentro de dos categorías principales

Cepas probióticas productoras de BDNF

Estas serían cepas diseñadas genéticamente para producir BDNF en el intestino, lo que podría tener un efecto positivo en la salud neuronal y mental.

Probióticos con capacidad de liberación dirigida de GABA

Serían cepas modificadas para liberar GABA, un neurotransmisor inhibidor, en áreas específicas del intestino para promover la relajación y posiblemente reducir la ansiedad.

5. Probióticos de derivación humana

Los probióticos de derivación humana son aquellos aislados de la microbiota de individuos sanos.

Estos probióticos son preferibles porque están adaptados para vivir en el ecosistema humano y son más propensos a colonizar el intestino de manera efectiva.

Además, su historial de seguridad y eficacia en humanos suele estar mejor documentado que los probióticos de otras fuentes.

Lactobacillus rhamnosus GG (LGG)

Aislado originalmente del tracto intestinal humano, el LGG es uno de los probióticos más estudiados y se ha asociado con una variedad de beneficios para la salud, incluyendo efectos en la salud mental y el bienestar.

Bifidobacterium longum 35624

Esta cepa ha sido aislada de humanos y es conocida por sus efectos beneficiosos en la salud intestinal y potencialmente en la reducción de estrés y ansiedad.

6. Cepas específicas para la salud mental

No todas las cepas probióticas tienen los mismos efectos. Algunas han sido estudiadas específicamente por sus beneficios en la salud mental y son conocidas como psicobióticos.

Estas cepas pueden afectar la producción de neurotransmisores, mejorar la barrera intestinal, reducir la inflamación y afectar positivamente el eje intestino-cerebro de maneras que benefician la salud mental.

Investigaciones han identificado ciertas cepas que tienen efectos prometedores en la reducción de la ansiedad, mejora del estado de ánimo, y otros beneficios cognitivos y emocionales.

Lactobacillus helveticus R0052 y Bifidobacterium longum R0175

En algunos estudios, estas cepas en combinación han mostrado efectos prometedores en la reducción de ansiedad y depresión y en la mejora del bienestar general.

Lactobacillus plantarum PS128

Ha mostrado en estudios prometedores efectos en la mejora del ánimo y la reducción de síntomas de ansiedad, además de influir positivamente en el eje intestino-cerebro.

Evaluación clínica y evidencia científica

Es importante buscar psicobióticos que hayan sido objeto de estudios clínicos y que tengan evidencia científica de su eficacia.

La presencia de estudios publicados en revistas científicas revisadas por pares proporciona una capa de credibilidad y confianza en el producto.

Alimentos ricos en psicobióticos

Al incorporar alimentos ricos en psicobióticos en la dieta, podemos nutrir nuestro «segundo cerebro» y promover un bienestar mental óptimo.

1. Yogur Natural

El yogur, especialmente aquel que especifica que contiene «cultivos vivos y activos», es una fuente excelente de Lactobacillus y Bifidobacterium, dos géneros de bacterias que han sido identificados por su potencial psicobiótico.

Optar por yogures sin azúcares añadidos es la mejor opción para maximizar los beneficios.

2. Kéfir

Este producto lácteo fermentado es similar al yogur pero con una consistencia más líquida y un perfil probiótico más diverso.

Contiene varias cepas de bacterias y levaduras beneficiosas, que pueden contribuir a la salud del eje intestino-cerebro.

3. Chucrut

El repollo fermentado no solo es rico en probióticos naturales, sino también en fibra y vitaminas.

Asegúrate de elegir chucrut sin pasteurizar, ya que la pasteurización puede destruir las bacterias vivas.

4. Kimchi

Este plato coreano tradicional hecho de vegetales fermentados, como col china y rábanos, está lleno de lactobacilos, que se ha demostrado que tienen efectos beneficiosos en la salud cerebral.

5. Kombucha

Una bebida fermentada a base de té que contiene una colonia de bacterias y levaduras.

La kombucha puede ayudar a aumentar la diversidad de la microbiota intestinal, lo que está asociado con mejor salud mental.

6. Tempeh

El tempeh es un producto de soja fermentada que, además de ser una excelente fuente de proteínas, también contiene probióticos naturales que pueden ayudar a fortalecer la conexión intestino-cerebro.

Consulta con un especialista

Debido a la complejidad y especificidad de los psicobióticos, es recomendable buscar el consejo de un especialista en microbioterapia o un profesional de la salud calificado.

Pueden proporcionar recomendaciones basadas en las necesidades individuales y en la evidencia más reciente, ayudando a evitar interacciones indeseadas con otros medicamentos o condiciones de salud.

Al elegir psicobióticos, se busca no solo aliviar síntomas específicos, sino también promover un bienestar mental duradero.

Por lo tanto, una elección cuidadosa, basada en el conocimiento actual y un enfoque personalizado, es fundamental para maximizar los beneficios potenciales de estos poderosos aliados de la salud mental.

Un nuevo horizonte en la salud mental

Los psicobióticos representan un campo prometedor para el tratamiento de enfermedades psiquiátricas.

A medida que la investigación avanza, la esperanza de encontrar tratamientos más efectivos y menos invasivos para los trastornos mentales se hace cada vez más tangible.

Con su potencial para mejorar tanto la salud gastrointestinal como mental, los psicobióticos podrían ser una de las estrategias más innovadoras en la medicina del futuro.

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