Por Sandee LaMotte

Shrooms, Alice, tweezes, mushies, hongos, ingredientes para pizza, hongos mágicos son sólo un ejemplo de la jerga cotidiana usada en todo el mundo para los hongos psicodélicos, la cual sigue creciendo con cada generación.

Sin embargo, el destacado micólogo Paul Stamets cree que es hora de que los aficionados de los hongos dejen de utilizar esta jerga infantil.

Seamos adultos sobre esto. Estas ya no son drogas de fiesta para los más jóvenes. Los hongos con psilocibina son sustancias no adictivas que pueden cambiar la vida.

Ensayos clínicos han demostrado que una o dos dosis de psilocibina, administradas en un entorno terapéutico, pueden lograr cambios drásticos y duraderos en personas que padecen un trastorno depresivo mayor resistente al tratamiento, que generalmente no responde a los antidepresivos tradicionales.

Con base en esta investigación, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) ha descrito a la psilocibina como un medicamento innovador. «Es algo fenomenal», señala Stamets.

La psilocibina, que los intestinos convierten en psilocina, una sustancia química con propiedades psicoactivas, también se muestra prometedora para combatir cefaleas en racimo, ansiedad, anorexia, trastorno obsesivo-compulsivo y diversas formas de abuso de sustancias.

El neurólogo Richard Isaacson, director de la Clínica de Prevención del Alzheimer en el Centro para la Salud Cerebral de la Florida Atlantic University señala:

Los datos son sólidos, desde la depresión hasta el trastorno de estrés postraumático y las cefaleas en racimo, una de las afecciones más dolorosas que conozco. Estoy entusiasmado con el futuro de los psicodélicos debido a su buen perfil de seguridad y porque ahora podemos estudiarlos en rigurosos ensayos clínicos.

Según Isaacsion:

Entonces podemos pasar de informes anecdóticos del tipo «me encontré con esto y me sentí mejor» a «prueba esto y estadísticamente te sentirás mejor».

Tu cerebro en hongos

Los psicodélicos clásicos como la psilocibina y el LSD ingresan al cerebro a través de los mismos receptores que la serotonina, la hormona del cuerpo que se encarga de hacernos «sentir bien».

La serotonina ayuda a controlar funciones corporales como el sueño, el deseo sexual y estados psicológicos como la satisfacción, la felicidad y el optimismo.

Las personas con depresión o ansiedad a menudo tienen niveles bajos de serotonina, al igual que las personas con trastorno de estrés postraumático, cefalea en racimos, anorexia, adicción al tabaco y abuso de sustancias.

El tratamiento generalmente implica inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) que aumentan los niveles de serotonina disponibles para las células cerebrales.

Sin embargo, pueden pasar semanas o meses hasta que se produzca una mejoría, dicen los expertos, eso, si es que los medicamentos funcionan.

El farmacólogo Brian Roth, profesor de psiquiatría y farmacología en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill indica:

Con psicodélicos como la psilocibina y el LSD, los científicos pueden ver cambios en la conectividad de las neuronas cerebrales en tan solo 30 minutos.

Matthew Johnson, profesor de psicodélicos y conciencia en la Johns Hopkins Medicine señala:

Una de las cosas más interesantes que hemos aprendido sobre los psicodélicos clásicos es que tienen un efecto dramático en la forma en que los sistemas cerebrales se sincronizan y coordinan. Cuando alguien toma psilocibina, vemos un aumento general en la conectividad entre  áreas del cerebro que normalmente no se comunican.

Aunque también indica:

También vemos el efecto contrario, ya que las redes locales en el cerebro que normalmente interactúan entre sí, disminuyen su comunicación.

David Nutt, Director de la Unidad de Neuropsicofarmacología de la División de Ciencias del Cerebro del Imperial College de Londres explica:

Los psicodélicos crean un «cerebro muy, muy desorganizado» que finalmente rompe los límites normales entre las secciones auditiva, visual, ejecutiva y del sentido de sí mismo en nuestra mente, creando así un estado de ‘conciencia alterada’.

Y es esa desorganización la que, en última instancia es terapéutica, según Nutt:

Las personas deprimidas son continuamente autocríticas y siguen rumiando una y otra vez los mismos pensamientos, ansiosos o temerosos. Los psicodélicos interrumpen eso, por lo que las personas puede ver una salida a su depresión durante el viaje. Los pensamientos críticos son más fáciles de controlar y el pensamiento es más flexible. Es por eso que los psicodélicos son un tratamiento efectivo para la depresión.

El crecimiento de las células cerebrales

Los investigadores afirman que las drogas psicodélicas en realidad ayudan a las neuronas del cerebro a producir nuevas dendritas -membrana celulares parecidos a las ramas de un árbol- para aumentar la comunicación entre las células.

Estos compuestos pueden aumentar el crecimiento neuronal, pueden aumentar esta ramificación de neuronas, pueden aumentar las sinapsis. Es lo que llamamos neuroplasticidad.

Esto es diferente de la neurogénesis, que es el desarrollo de nuevas células cerebrales, generalmente a partir de células madre del cuerpo.

Partes de una neurona
Partes de una neurona

El crecimiento de las dendritas ayuda a construir y luego solidificar nuevos circuitos en el cerebro.

Nutt afirma:

Nuestro pensamiento actual es que este crecimiento neuronal probablemente no contribuya a una mayor conectividad en el cerebro, pero es casi seguro que ayuda a las personas que toman conocimiento sobre su depresión mientras toman psilocibina, a mantener esos conocimientos.

Para concluir Nutt señala:

Tu cerebro se sacude y ves las cosas de una manera más positiva, para luego establecer esos circuitos positivos con neuroplasticidad. Funciona en dos etapas.

Curiosamente, los ISRS también aumentan la neuroplasticidad, un hecho que la ciencia ya sabe desde hace algún tiempo.

Por ejemplo, un ensayo controlado aleatorio de fase 2 en 2022 comparó la psilocibina con el escitalopram, un ISRS tradicional, demostrando que este último no generaba los mismos resultados:

El ISRS no aumentó la conectividad cerebral y de hecho, no mejoró el bienestar al punto que si lo hizo la psilocibina. Ahora, por primera vez, la ciencia del cerebro se alinea con lo que los pacientes dicen después de un viaje: «Me siento más conectado. Puedo pensar más libremente. Puedo escapar de los pensamientos negativos y no quedarme atrapado en ellos».

¿Cuánto tiempo duran los resultados?

Según Nutt, en estudios en los que a los pacientes se les dio solo una dosis de psicodélico:

Un par de personas mejoraron hasta por ocho años, pero la mayoría de las personas con depresión crónica regresó después de cuatro o cinco meses.

Nutt agrega:

Se desconoce aún qué podemos hacer con esas personas. Una posibilidad es darles otra dosis del psicodélico. O podríamos darles un ISRS tan pronto como mejoren su estado de ánimo y ver si puede mantener a raya la depresión. Hay todo tipo de formas en que podríamos tratar de abordar esa pregunta, pero aún no sabemos la respuesta.

¿Qué pasa con la microdosificación de hongos?

Stamets, quien en los últimos 40 años ha descubierto cuatro nuevas especies de hongos psicodélicos y ha escribió siete libros sobre el tema, cree que la microdosificación es una de las soluciones.

Se trata de la práctica de tomar pequeñas cantidades de un hongo con psilocibina varias veces a la semana para mantener la salud del cerebro y una perspectiva creativa de la vida.

Una microdosis típica es de 0,1 a 0,3 gramos de hongos de psilocibina secos, en comparación con la píldora de 25 mg de psilocibina que se necesitan para la experiencia psicodélica completa.

Microdosis de Psilocibina
Microdosis de Psilocibina

Stamets practica la microdosificación y se ha centrado en un proceso llamado «apilamiento», en el que se toma una microdosis de hongos con sustancias adicionales que se cree aumentan los beneficios de los hongos.

Su famoso protocolo, denominado apilamiento de Stamets incluye además niacina (vitamina B3),  micelio y setas de un hongo llamado melena de león.

Las encuestas de microdosificadores obtenidas a través de su sitio web han mostrado beneficios significativamente positivos de la práctica de tomar pequeñas dosis.

Stamets señala:

Estos son proyectos de científicos ciudadanos autoinformados que han logrado reunir alrededor de 14.000 personas en nuestra aplicación, en donde registran y reportan su microdosis.

En la conferencia Life Itself de 2022, un evento de salud y bienestar presentado en asociación con CNN Statments señaló:

Voy a decir algo provocador, pero lo creo hasta la médula: la psilocibina hace que las personas sean más agradables. La psilocibina nos hará más inteligentes y mejores ciudadanos.

Hasta el momento, los estudios científicos no han logrado encontrar ningún beneficio en la microdosificación, lo que deja a muchos investigadores escépticos.

Johnson señala:

A la gente le gusta tomarlo, pero eso no valida las afirmaciones acerca de las microdosis. A la gente también le gusta estar con un poco de cocaína.

La psicóloga experimental Harriet de Wit, profesora de psiquiatría y ciencias del comportamiento en la Universidad de Chicago se declara emocionada de estudiar la microdosificación, ya que resuelve un problema clave de la investigación científica y es se torna difícil ocultar a las personas lo que están tomando si empiezan a tener un «viaje».

La microdosificación resuelve ese problema porque las personas no sienten los efectos de los psicodélicos en pequeñas dosis.

De Wit se especializa en determinar si el impacto de un fármaco se debe al fármaco o a lo que los científicos llaman el «efecto placebo», una expectativa positiva que puede provocar una mejora sin el fármaco.

A principios de 2022 publicó que replicaba las microdosis de LSD utilizadas en el mundo real, excepto que ni los participantes ni los investigadores sabían qué había en las píldoras que tomaban los sujetos de estudio.

Medimos todo tipo de respuestas conductuales y psicológicas diferentes y lo único que vimos es que el LSD en dosis muy bajas produjo algunos efectos similares a los estimulantes, al principio, que luego se desvanecieron.

El efecto placebo es poderoso, agregó, lo que podría explicar por qué los pocos estudios adicionales realizados al respecto tampoco han logrado encontrar resultados positivos.

Nutt señala:

Sospecho que las microdosis podrían tener un efecto sobre el estado de ánimo y con el tiempo, podrían aumentar la resiliencia o mejorar el bienestar. Pero no creo que sean capaces de fragmentar rápidamente la depresión.

Una necesidad de precaución

Obviamente, no todas las experiencias alucinógenas son positivas, por lo que casi todos los estudios sobre drogas psicodélicas incluyen terapeutas capacitados para interceder si un viaje sale mal y maximizar el resultado si el viaje es bueno.

Johnson comenta:

Se trata de permitir que alguien acceda a un nivel más profundo de sus propios procesos mentales, con suerte adquiriendo una mayor comprensión. Si bien otros pueden estar en desacuerdo, parece muy claro que se necesita terapia para maximizar los beneficios.

También hay efectos secundarios de los psicodélicos que van más allá de un mal viaje.

Paul Stamets
Paul Stamets

El LSD, la mescalina y el DMT, que es el ingrediente activo del té de ayahuasca, pueden aumentar la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la temperatura corporal, según el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas.

El té de ayahuasca también puede inducir el vómito. El LSD puede causar temblores, entumecimiento y debilidad, mientras que el uso de mescalina puede provocar movimientos descoordinados.

Las personas que buscan hongos psicodélicos pueden confundir fácilmente una especie tóxica con una con psilocibina, lo que podría llevar a un envenenamiento fatal e involuntario.

Otro problema es que no todos son candidatos para el tratamiento psicodélico. Este no funcionará en personas que actualmente toman ISRS, porque los receptores en sus cerebros ya están inundados con serotonina.

Frederick Barrett, director asociado del Centro de Investigación Psicodélica y de la Conciencia de Johns Hopkins señala:

Las personas diagnosticadas con trastorno bipolar o esquizofrenia, o que tienen antecedentes familiares de psicosis, siempre son descartadas de los ensayos clínicos.

Barnes explica:

Si tiene una vulnerabilidad a la psicosis, podría ser que exponerlo a un psicodélico podría desenmascarar esa psicosis o podría conducir a un evento psicótico.

Luego están las miles de personas con problemas de salud mental que nunca aceptarán someterse a un viaje psicodélico.

Para esas personas, científicos como Roth intentan encontrar un enfoque alternativo.

Él y su equipo identificaron recientemente los mecanismos por los cuales los psicodélicos se unen a los receptores de serotonina del cerebro y utilizan el conocimiento para identificar nuevos compuestos.

Nuestra esperanza es que podamos usar esta información para finalmente fabricar drogas que imiten los beneficios de las drogas psicodélicas sin la experiencia psicodélica.

Para finalizar reflexiona:

¿Qué pasaría si pudiéramos dar un medicamento a las personas que están deprimidas o sufren de TEPT o ansiedad o trastorno obsesivo-compulsivo, y pudieran despertarse al día siguiente y estar bien sin ningún efecto secundario? Eso sería transformador.

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