Por Caine Barlow

En la década de 1960 se produjo un «redescubrimiento» moderno de los enteógenos con un dramático efecto en la cultura occidental.

Estos cambios culturales se expresaron a partir del arte, la moda, la apariencia y el comportamiento como un rechazo de los valores culturales existentes y un fuerte sentido de libertad.

El arte y la música comenzaron a reflejar este cambio y los efectos de las sustancias que se utilizaban, particularmente en la música, con el surgimiento de artistas como Bob Dylan, con letras profundamente críticas con la sociedad, la transición de The Beatles del pop-rock a un rock psicodélico profundamente poético y el surgimiento de bandas como Pink Floyd y The Doors, cuyas la música se sintió fuertemente mente inspirada por la experiencia psicodélica.

El mundo se había ido haciendo más pequeño, luego de atravesar dos guerras mundiales, el surgimiento del complejo industrial-militar, los viajes internacionales y los avances en las comunicaciones.

La aparición de los medios de comunicación del siglo XX permitió una rápida difusión no solo de noticias e información, sino también de costumbres sociales, comportamientos e ideales.

En algún momento de la narración, hubo un punto de inflexión. La década de 1960 se convirtió repentinamente en un crisol de nuevas ideas, en contra la guerra, a favor los derechos civiles y la igualdad de género.

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El renacimiento moderno de los psicodélicos

Aunque las culturas indígenas de todo el mundo los han utilizado durante milenios, es posible que este renacimiento moderno de los psicodélicos haya comenzado en un laboratorio suizo.

En 1938, el Dr. Albert Hofmann, un químico originario de Basilea, Suiza, había estado trabajando en una serie de compuestos basados ​​en los principios activos de «Claviceps purpurea», el hongo cornezuelo del centeno.

El 16 de abril de 1943, Hofmann se encontraba trabajando para los Laboratorios Sandoz y había retomado sus investigaciones trabajando en la síntesis de estos productos cuando luego de varios días, el 25 de abril comenzó a sentir una «notable inquietud, combinada con un ligero mareo».

Al recostarse, comenzó a percibir un flujo ininterrumpido de imágenes fantásticas, formas extraordinarias con un juego de colores intensos y caleidoscópicos, que después de unas dos horas, se desvanecieron.

Su conclusión fue que accidentalmente había absorbido el compuesto en el que estaba trabajando -LSD o Dietilamida de Ácido Lisérgico- a través de su piel.

Tres días después, el 19 de abril de 1943, Hoffman decidió ingerir deliberadamente 250 microgramos de LSD, en lo que muchos consideran el primer viaje con ácido del mundo moderno y que se celebra cada año como el Día de la Bicicleta, en conmemoración del famoso paseo psicodélico en bicicleta que Hoffman tomó durante su experimento autoadministrado).

Estudio de los alcaloides de las plantas

Durante más de un siglo, los químicos habían estado analizando el mundo de las plantas, extrayendo los secretos de sus alcaloides para comprender mejor sus formas de acción.

El avance de la química había permitido la extracción y luego la comercialización de muchos medicamentos nuevos como la heroína, la cocaína y otros compuestos por los que existía una gran curiosidad, como la mescalina, tal como se describe en el libro «Las puertas de la percepción» de Aldous Huxley  publicado en 1954.

El LSD como compuesto experimental se había extendido silenciosamente a través de departamentos de investigación y círculos académicos formales o informales, siendo primero tratado como una curiosidad, pero ganando rápidamente terreno en la investigación.

Fue en 1957 que la revista LIFE publicó un artículo basado en la investigación de R. Gordon Wasson y su esposa, Valentina Wasson que develó un manto cultural que había sido silenciado durante mucho tiempo y es que debajo de la apariencia feliz de la clase media estadounidense había una creciente sensación de insatisfacción y una gran número de jóvenes desilusionados.

La generación Beat y la ayahuasca

Esta desilusión detrás de las estructuras sociales existentes se había estado moldeando durante mucho tiempo, representada por la generación Beat formada por Jack Kerouac, William S. Burroughs y Allen Ginsberg, muy activos a mitad de los años 40 y 50 de la posguerra.

William S. Burroughs, mejor conocido como el autor de «Naked Lunch» y «Junkie», tenía particularmente gran fascinación por una variedad de plantas enteogénicas. En el apéndice de “Naked Lunch” Burroughs incluso describe los usos de varias de estas plantas.

«Junkie», publicado en 1953, de hecho finaliza con el lamento de Burroughs manifestando:

Tal vez encuentre en la ayahuasca (yagé) lo que he estado buscando en la basura, la hierba y la coca. La ayahuasca podría ser la solución final.

«The Yage Letters», publicado en 1963, es por ejemplo una colección de escritos y cartas entre Burroughs y Ginsberg entre 1952 y 1953 sobre el tema.

En 1953 Burroughs viajó a Iquitos en Perú en busca de Ayahuasca y aunque después de una serie de traspiés, logró tener éxito, no resultaría lo que estaba buscando.

A partir de esto Burroughs es reconocido por ser el primer occidental en aprender cómo funciona la Ayahuasca, ya que tal como aprendió de un chamán, todos los efectos alucinatorios de la ayahuasca se producen mediante la adición de otra planta llamada chacruna.

Esto incluso resultó ser una novedad para Richard Evans Schultes, quien había pasado mucho tiempo en el Amazonas recolectando plantas, particularmente plantas medicinales.

Pasarían otros 50 años antes de que la ayahuasca alcanzara su estatus como uno de los enteógenos más importantes.

La primera conferencia sobre enteógenos, «La Búsqueda Etnofarmacológica de Drogas Psicoactivas», se llevó a cabo en San Francisco, California, del 28 al 30 de enero de 1967.

El LSD se había escapado del laboratorio, con químicos clandestinos como Bear Owsley y Nick Sand dominando la producción de LSD, el genio no volvería nunca a la botella.

La prohibición condujo al cese de la investigación y durante los años 70 y 80, el estudio de los enteógenos continuó solo en entornos académicos, antropológicos o clandestinos.

El LSD y otros enteógenos conocidos llegaron a ser tratados como drogas duras sin valor médico. Mientras tanto, parte del enfoque cultural se desplazó hacia las plantas y los hongos enteogénicos.

Desde Carlos Castaneda a Homero Simpson

En 1968 se publicó «Las Enseñanzas de Don Juan» de Carlos Castaneda. El libro tuvo mucho éxito y dio lugar a una serie que incluyeron Peyote (Lophophora williamsii), Psilocybe mexicana y Jimson Weed (Datura stammonium).

Se sabe que Castaneda tomó prestado conocimiento de una variedad de fuentes antropológicas e incluso la veracidad de los hechos relatados ha sido cuestionada, pero sus libros permitieron amplificar un amplio conocimiento de algunas plantas enteogénicas, aunque con diversos errores.

La serie de libros de Don Juan fue tan popular que, con el tiempo, inspiró un episodio de Los Simpson llamado «El viaje misterioso de Homero».

Con el declive del entusiasmo de la década del 60, la década del 70 se convirtió en una edad de oro de la investigación clandestina de enteógenos, con la publicación de muchos libros de científicos ciudadanos deseosos de compartir sus conocimientos.

Desde pequeñas publicaciones tipo fanzine sobre la identificación de hongos que contienen psilocibina y cómo cultivarlos, hasta compilaciones académicas más formales de artículos sobre plantas enteogénicas.

De particular interés son los primeros textos de química como «La guía psicodélica para la preparación de la Eucaristía» sobre la fabricación de una variedad de compuestos.

La década de 1960 vio el surgimiento de una contracultura para la cual los enteógenos tenían una importancia significativa en la creación de un sentido de significado y comprensión cuando se enfrentaban a una cultura de consumo opresiva y al complejo militar-industrial.

Estas décadas de redescubrimiento moderno, de aceptación y rechazo de los psicodélicos, de psiconautas que mantienen viva la llama en la clandestinidad, ayudaron a conducir a la oportunidad actual de un renacimiento psicodélico.

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