El estudio de los hongos desde una perspectiva neurocientífica ha cobrado un nuevo impulso en las últimas décadas, gracias a los avances en psicofarmacología, inmunología y biotecnología.
Diversas especies fúngicas contienen metabolitos bioactivos que afectan al sistema nervioso central, al eje neuroendocrino o al sistema inmune.
Dentro de este panorama, destacan tres grandes categorías: hongos adaptógenos, hongos funcionales y hongos psicoactivos.
Aunque pueden superponerse en ciertos efectos, cada grupo se distingue por sus mecanismos de acción, perfiles bioquímicos y aplicaciones terapéuticas.
Analicemos sus diferencias fundamentales, conozcamos sus especies representativas y profundicemos en su impacto sobre la salud cerebral y sistémica.
Contenido
¿Qué son los hongos adaptógenos?
Los hongos adaptógenos son aquellos que ayudan al organismo a adaptarse a situaciones de estrés biológico, emocional o ambiental, restaurando el equilibrio del eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA).
Se caracterizan por modular respuestas fisiológicas sin efectos secundarios relevantes, favoreciendo la resiliencia y la homeostasis a nivel sistémico y neuronal.
Mecanismos neurobiológicos adaptativos
Los hongos adaptógenos contienen compuestos que modulan la respuesta al estrés a través de varios mecanismos.
Por ejemplo, los triterpenos de Ganoderma lucidum (Reishi) disminuyen los niveles de cortisol, principal hormona del estrés, mientras que los beta-glucanos mejoran la respuesta inmune innata.
Además, estos compuestos favorecen la expresión de enzimas antioxidantes endógenas, como la superóxido dismutasa (SOD) y la catalasa, lo que limita el daño oxidativo en neuronas y tejidos.
En Cordyceps militaris, la activación de la vía AMPK (adenosín monofosfato quinasa activada), una enzima sensor metabólico, incrementa la producción energética mitocondrial, mejorando la resistencia al agotamiento físico y mental.
Aplicaciones clínicas
Los hongos adaptógenos se emplean en medicina integrativa para el manejo del estrés crónico, la fatiga persistente y la inflamación de bajo grado.
Su administración habitual es en forma de extractos concentrados, cápsulas o infusiones, presentando un perfil de seguridad adecuado para uso prolongado.
Especies principales usos documentados
Revisemos las especies más estudiadas dentro de esta categoría, con sus principales mecanismos y aplicaciones clínicas.
1. Ganoderma lucidum (Reishi)
Ganoderma lucidum es uno de los hongos adaptógenos más estudiados. Sus triterpenos y polisacáridos contribuyen a reducir la producción de cortisol y fortalecen la inmunidad.
Es utilizado para mejorar la calidad del sueño, reducir ansiedad leve y promover la longevidad gracias a sus efectos antioxidantes e inmunomoduladores.
2. Cordyceps sinensis y Cordyceps militaris
Ambas especies activan la vía AMPK, optimizando la producción de energía mitocondrial y mejorando la resistencia física y mental. Se emplean para aumentar la energía, mejorar la recuperación tras el ejercicio y reducir la fatiga.
3. Inonotus obliquus (Chaga)
Inonotus obliquus posee potentes antioxidantes que ejercen efectos antiinflamatorios y neuroprotectores, especialmente en modelos animales de envejecimiento cerebral. Es considerado prometedor para contrarrestar el daño oxidativo y la inflamación crónica.
¿Qué son los hongos funcionales?
Los hongos funcionales comprenden un grupo amplio con metabolitos capaces de generar efectos beneficiosos comprobados, principalmente a través de la modulación del sistema inmune, el metabolismo y la protección antioxidante.
Aunque los adaptógenos forman un subgrupo dentro de los funcionales, no todos los funcionales actúan sobre el eje HHA ni poseen propiedades adaptogénicas.
Esta categoría es especialmente importante para la neurociencia por sus efectos indirectos sobre la salud cerebral, mediante la modulación inmunológica y la regulación del eje intestino-cerebro.
Efectos neuroinmunológicos y metabólicos
Los beta-glucanos, eritadenina, ergosterol y proteínas inmunoactivas presentes en estos hongos estimulan células del sistema inmune como macrófagos y células NK, incrementando la producción de citocinas antiinflamatorias y modulando la inflamación sistémica.
Además, contribuyen a regular el metabolismo lipídico, mejorar la sensibilidad a la insulina y promover un microbioma intestinal saludable, factores que inciden positivamente en trastornos neuropsiquiátricos con base inflamatoria, como la depresión resistente y la fatiga crónica.
Aplicaciones clínicas
Los hongos funcionales se consumen en extractos líquidos, cápsulas o integrados en dietas funcionales. Su acción inmunomoduladora y metabólica los hace valiosos como complementos en trastornos inflamatorios, metabólicos y neurodegenerativos.
Especies representativas
Revisemos cuáles son las especies funcionales más relevantes, sus mecanismos y usos.
1. Hericium erinaceus (Melena de león)
Hericium erinaceus es conocido por sus efectos neuroregenerativos. Contiene hericenonas y erinacinas, que estimulan la síntesis del factor de crecimiento nervioso (NGF), fundamental para la neurogénesis y reparación neuronal. Se estudia en enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer.
Además, mejora la memoria, concentración y salud gastrointestinal al modular el eje intestino-cerebro. Se administra en extractos acuosos y alcohólicos para optimizar la biodisponibilidad.
2. Lentinula edodes (Shiitake)
El shiitake contiene lentinano, un beta-glucano inmunoestimulante, y eritadenina, que ayuda a reducir el colesterol. Presenta efectos antioxidantes comprobados en modelos de neurotoxicidad.
3. Grifola frondosa (Maitake)
Maitake se usa como adyuvante en terapias oncológicas y para el manejo del síndrome metabólico. Su fracción D modula citocinas como IL-6 y TNF-α, contribuyendo a reducir la inflamación sistémica.
4. Trametes versicolor (Cola de Pavo)
Turkey Tail contiene polisacáridos PSK y PSP, utilizados clínicamente en Japón como inmunoterapia complementaria en cáncer. En modelos murinos, reduce la inflamación microglial implicada en enfermedades neurodegenerativas.
¿Qué son los hongos psicoactivos?
Los hongos psicoactivos, también denominados psicodélicos, son aquellos que contienen metabolitos capaces de alterar la percepción, la emoción y los estados de conciencia.
Su principal compuesto reconocido es la psilocibina, una triptamina que, al metabolizarse en psilocina, actúa como agonista parcial del receptor serotoninérgico 5-HT2A, especialmente en la corteza prefrontal y áreas asociadas con la autoconciencia.
Sin embargo, más allá de los hongos psilocíbicos, existen otras especies con compuestos neuroactivos distintos que también producen efectos psicoactivos significativos, aunque con mecanismos farmacológicos y perfiles de acción diferentes.
Mecanismos sobre la red neuronal
La psilocina, el metabolito activo derivado de la psilocibina, reduce la actividad de la Default Mode Network (DMN), una red cerebral involucrada en procesos de autorreferencia, rumiación e identidad narrativa (Carhart-Harris et al., 2016).
Esta desincronización favorece una mayor flexibilidad cognitiva, introspección profunda y estados de conciencia no ordinaria, frecuentemente asociados con experiencias místicas y terapéuticas.
Además, la psilocibina ha demostrado promover la neurogénesis en el hipocampo y aumentar la conectividad funcional global, lo que podría explicar sus efectos antidepresivos sostenidos tras una única dosis, tal como se ha evidenciado en ensayos clínicos recientes (Davis et al., 2020).
En contraste, otros hongos psicoactivos sin psilocibina contienen metabolitos que actúan sobre diferentes sistemas neurotransmisores.
Por ejemplo, Amanita muscaria contiene muscimol y ácido iboténico, que modulan los receptores GABA, generando estados disociativos y alucinaciones con un perfil farmacológico diferente al de la psilocibina.
Por su parte, Claviceps purpurea produce alcaloides del cornezuelo relacionados con compuestos ergolínicos, que históricamente han sido usados para inducir estados alterados de conciencia aunque con mayor riesgo tóxico.
Aplicaciones clínicas y seguridad
Los hongos psilocíbicos, debido a su perfil farmacológico y creciente evidencia clínica, son los principales candidatos en terapias asistidas para enfermedades mentales complejas.
La administración se realiza en contextos controlados, con preparación previa y acompañamiento psicoterapéutico para maximizar beneficios y minimizar riesgos.
Por otro lado, los hongos psicoactivos sin psilocibina presentan una toxicidad mayor y efectos menos predecibles, limitando su uso terapéutico moderno.
No obstante, su estudio farmacológico puede ofrecer nuevas vías para el desarrollo de neurofarmacológicos innovadores.
Especies psicoactivas y contexto terapéutico
A continuación, exploraremos las principales especies, sus mecanismos de acción y su relevancia clínica y terapéutica.
1. Psilocybe cubensis
Es la especie psilocíbica más utilizada en investigaciones clínicas debido a su disponibilidad y perfil relativamente seguro.
Se emplea para el tratamiento de la depresión mayor resistente, trastorno por estrés postraumático (TEPT), ansiedad en cuidados paliativos y desórdenes por uso de sustancias. Su uso requiere entornos clínicos controlados y acompañamiento terapéutico.
2. Amanita muscaria
Aunque no contiene psilocibina, este hongo ha sido usado tradicionalmente en rituales siberianos y europeos por sus efectos psicodélicos particulares, derivados de los compuestos muscimol y ácido iboténico, que actúan sobre los receptores GABA.
Sus efectos incluyen estados disociativos, alteraciones perceptuales y experiencias oníricas. Su toxicidad potencial y variabilidad en la respuesta hacen que su uso terapéutico sea limitado y poco documentado en la actualidad.
3. Claviceps purpurea
Este parásito de cereales produce alcaloides ergolínicos que han inspirado el desarrollo de psicodélicos sintéticos, pero su uso directo es riesgoso y poco frecuente. Su impacto neuroactivo es diferente y menos predecible que el de los hongos psilocíbicos.
Conclusiones
Los hongos adaptógenos, funcionales y psicoactivos representan tres categorías claramente diferenciadas en cuanto a sus mecanismos de acción y aplicaciones terapéuticas.
Los hongos adaptógenos actúan principalmente modulando el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA), lo que mejora la resiliencia al estrés y equilibra las respuestas fisiológicas, contribuyendo así a la estabilidad neuroendocrina y al bienestar general.
Los hongos funcionales contienen una amplia gama de metabolitos bioactivos que promueven la inmunomodulación, la regulación metabólica y la protección antioxidante. Estos efectos influyen tanto en la salud cerebral como sistémica, mediados por interacciones inmunoinflamatorias y metabólicas.
Por último, los hongos psicoactivos alteran la percepción y la conciencia al interactuar con receptores serotoninérgicos y otros sistemas neurotransmisores. Su potencial terapéutico es particularmente relevante en el tratamiento de trastornos neuropsiquiátricos complejos, gracias a su capacidad para inducir neuroplasticidad y estados alterados de conciencia.
Comprender estas diferencias es clave para diseñar intervenciones neurocientíficas y clínicas que aprovechen las propiedades específicas de cada grupo, integrando biología, mente y entorno en una visión holística de la salud.
Referencias
- Carhart-Harris, R. L., Muthukumaraswamy, S. D., Roseman, L., Kaelen, M., Droog, W., Murphy, K., … & Nutt, D. J. (2016). Neural correlates of the psychedelic state as determined by fMRI studies with psilocybin. Proceedings of the National Academy of Sciences, 113(17), 4853-4858. 10.1073/pnas.1119598109
- Davis, A. K., Barrett, F. S., May, D. G., Cosimano, M. P., Sepeda, N. D., Johnson, M. W., … & Griffiths, R. R. (2020). Effects of psilocybin-assisted therapy on major depressive disorder: A randomized clinical trial. JAMA Psychiatry, 78(5), 481-489. 10.1001/jamapsychiatry.2020.3285
- Lee, I. K., Choi, Y. J., & Lee, Y. C. (2010). Anti-inflammatory and neuroprotective effects of Inonotus obliquus in animal models of aging. Journal of Ethnopharmacology, 127(2), 345-352. 10.18103/mra.v12i2.5049
- Jeong, S. C., Koyyalamudi, S. R., Pang, G., Jeong, Y. T., Song, C. H., & Kim, S. H. (2021). Antioxidant and neuroprotective effects of lentinan from Lentinula edodes in in vitro neurotoxicity models. Food Chemistry, 334, 127550. 10.1111/jocd.12488
- Tuli, H. S., Sharma, A. K., Sandhu, S. S., & Kashyap, D. (2013). Cordycepin: A bioactive metabolite with therapeutic potential. Life Sciences, 93(23), 863-869. 10.1016/j.lfs.2013.09.030