Por Robert Johnson
Los hongos están en casi todas partes, desde hamburguesas a productos para el cuidado de la piel, en nuestro café e incluso disfrutando de un papel estelar como el villano ficticio que crea zombis en la exitosa serie de HBO, «The Last of Us».
Sin duda, el renacimiento de la investigación psicodélica ha reabierto nuestra fascinación por las setas, pero el interés por los hongos no psicodélicos -también conocidos como hongos funcionales o hongos medicinales- también ha explotado a la par.
Hongos habitualmente de común acceso como Shiitake, Ostra y Chantarela han experimentado en los últimos años un gran aumento en su demanda.
Se trata de un mercado valorado en casi 2.300 millones de dólares a 2020, con proyecciones de crecimiento anual de hasta 9,3% hasta 2030.
Si bien muchos factores han impulsando este aumento global en el consumo de hongos, todo se puede resumir a una preocupación básica: la salud.
Los milenarios hongos funcionales
La idea de que los hongos son beneficiosos para la salud no es nueva. Los humanos han utilizado los hongos como alimentos y medicinas naturales desde la prehistoria.
Los hongos de hecho son un pilar fundamental de la farmacopea de la medicina tradicional china, que tiene casi 3.000 años de antigüedad.
Los antiguos herbolarios chinos «recetaban» hongos como Chaga, Reishi, Cordyceps y Melena de León para una serie de dolencias, desde resfriados e infecciones hasta dolores crónicos y agotamiento.
Hoy en día, la investigación científica ha demostrado que muchos de los compuestos presentes en estos hongos pueden ayudar a mejorar nuestros niveles de energía, salud cerebral, digestión, función inmunológica, recuperación física y longevidad.
Los hongos incluso han sido llamados «el superalimento definitivo» ya que son muy ricos en vitaminas, minerales y fibra, además de compuestos bioactivos como beta-glucanos y polisacáridos que mejoran la inmunidad y la digestión, aumentan la resistencia física e incluso la salud neurológica.
Pandemia y autocuidado
En conjunto a las preferencias de los consumidores y los posibles incentivos para las empresas, la fascinación por los hongos también se explica, en parte, por una reciente oleada de interés en la salud personal y el autocuidado.
En 2020, la salud era prioridad en la mente de casi todos alrededor del mundo y el mercado de los suplementos alimenticios explotó.
Un informe publicado en Integrative Medicine indica:
Está bien establecido que los hongos son hábiles en la modulación del sistema inmunológico y que deben considerarse como una terapia complementaria para los pacientes con cáncer.
Se ha descubierto por ejemplo que los hongos Reishi aumentan la actividad de ciertas células inmunológicas, como las células asesinas naturales y las células T.
Los médicos de la UCLA por su parte afirman:
El hongo Cola de Pavo actúa como modulador no específico cuyo efecto es fortalecer la función inmunológica.
Se sabe que los hongos Cordyceps también aumentan la función inmunológica, al igual que la Melena de León.
Los datos actuales muestran que millones de personas que comenzaron a tomar suplementos inmunológicos durante el apogeo de la crisis pandémica continúan haciéndolo hoy en día
Fresh Plaza, una plataforma global de medios comerciales para la industria de productos orgánicos incluso señala:
Los hongos fueron los grandes ganadores de la pandemia.
Salud mental
Un aspecto que también influyó en la preferencia de los consumidores por los hongos fue el aislamiento y la incertidumbre durante e incluso después de la pandemia, un período que fue particularmente perjudicial para la salud mental de las personas.
El aislamiento, la pérdida masivas de empleo y los millones de muertes alimentaron una crisis que todavía persiste:
- En 2021, dos de cada cinco adultos estadounidenses encuestados informaron haber experimentado síntomas de ansiedad y depresión.
- En 2022, el 90% de los adultos estadounidenses encuestados afirmaron que el país estaba experimentando una crisis de salud mental.
- En 2023, el 50% de los adultos jóvenes de 18 a 24 años informaron síntomas de ansiedad y depresión.
Estas alarmantes estadísticas tienen a los investigadores y a las organizaciones de salud buscando nuevas maneras de aproximarse a los temas de salud mental.
Si bien la conversación sobre los hongos y la salud mental se ha centrado principalmente en las variedades psicodélicas, las sustancias psicoactivas no son para todo el mundo, ya que incluso se recomienda encarecidamente que personas con ciertas afecciones médicas específicas los eviten.
Con este deseo entonces de sustancias no psicoactivas, algunos consumidores están buscando hongos no psicodélicos que puedan influenciar positivamente su cerebro y su estado de ánimo.
- Una encuesta a más de 24.000 adultos estadounidenses realizada durante 11 años encontró que las personas que consumían hongos tenían menos probabilidades de tener depresión.
- Un estudio de seis años con 663 personas mayores publicado en el Journal of Alzheimer’s Disease mostró que las personas que consumían dos o más porciones de hongos dos veces por semana tenían un 50% menos de riesgo de desarrollar un deterioro cognitivo leve (DCL), un precursor común del Alzheimer.
Un estudio publicado en The International Journal of Molecular Science concluyó:
Estudios preclínicos y clínicos han demostrado que el hongo H. erinaceus (Melena de León) mejora significativamente el trastorno depresivo.
No es de extrañar entonces que las personas busquen nuevas formas para tratar el estrés, la ansiedad y la depresión sin requerir de una receta médica.
Después de la pandemia, muchos consumidores consideran que invertir en salud y estado físico es algo «esencial», similar a la comida o los productos para el hogar.
En una encuesta de 2022 a más de 11,000 personas, los encuestados dijeron que seguirán invirtiendo en su salud y bienestar, incluso cuando el dinero sea escaso.
Es por esto que se provee que el gasto en salud preventiva seguirá aumentando y que el mercado de los hongos funcionales continuará expandiéndose rápidamente.