Los Misterios de Eleusis siguen aún hoy constituyendo un relato histórico basado en fuentes de información fragmentadas, dando pie a una gran controversia entre historiadores que trabajan basándose en complejas suposiciones mientras intentan desentrañar el misterio de esta antigua tradición que duró casi 2.000 años.
Los detalles completos en torno a los actos y rituales que tenían lugar durante la celebración de los misterios de Eleusis estaban marcados por el juramento de mantener el secreto por parte del iniciado, razón por la cual han escapado al detalle de nuestro conocimiento.
En este sentido entonces: ¿Qué sabemos de estos misterios? ¿Cuáles son las especulaciones que se plantean en torno a ellos?
Aunque los historiadores modernos aún discuten los diferentes aspectos relacionados con estos rituales místicos, algunas ideas generales ya son comúnmente aceptadas, habiendo llegado hasta nosotros gracias a testimonios escritos de los propios iniciados.
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Los misterios de Eleusis
Más de mil quinientos años antes de Cristo, en la antigua Grecia, ya se llevaba a cabo uno de los más antiguos, masivos y duraderos ritos iniciáticos de la historia, específicamente en la ciudad de Eleusis, distante a unos 20 km de la ciudad de Atenas
Según el mito griego y tal como se narra en el himno homérico, Deméter, la diosa madre responsable de la vida, la fertilidad y la agricultura, había perdido a su hija Perséfone raptada por Hades, dios de la muerte y rey del inframundo.
Desolada por la tristeza, Deméter dedicó todas sus energías a encontrar a su hija, descuidando sus obligaciones divinas en la Tierra, en donde todo dejó de germinar, generando escases y sufrimiento entre los mortales.
Zeus, conmovido por este padecimiento, intervino para rescatar a Perséfone de su hermano Hades. Fue así entonces que Deméter, quien se encontraba en Eleusis tras la alegría del reencuentro con su hija, ordenó que se construyeran un templo y un altar en su honor para celebrar la vida, dando instrucciones precisas acerca de cómo llevar a cabo sus ritos.
Las fases del ritual
Sabemos que se desarrollaban diferentes niveles de iniciación y que existían tres categorías diferentes de conocimiento: Drómena (lo que se representaba), Deiknúmena (lo que se mostraba) y Logómena (lo que se explicaba).
Los Misterios de Eleusis se dividían en dos partes que tenían lugar en diferentes épocas del año, primero los «Misterios Menores», una iniciación preliminar que implicaba una purificación y que se celebraba en Agrae (un suburbio de Atenas) durante la primavera y los «Misterios Mayores» en Eleusis, que tendrían lugar en otoño a finales de septiembre, para aquellos ya purificados.
Los participantes debían pasar entonces un cierto número de días en Atenas preparándose para esta segunda parte del culto.
La duración y la frecuencia de estas celebraciones continúan siendo a día de hoy objeto de encendidos debates entre algunos historiadores.
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Develando el misterio de Eleusis
Con los años, diversos textos de autores como Platón y Sofocles fueron entregando pistas sobre lo que acontecía detrás de los muros de Eleusis.
Se logró confirmar por ejemplo que el momento culmine del rito era la ingesta masiva guiada por sacerdotes, de un brebaje secreto a base de cebada, poleo y menta llamado «Kykeon», el cual desarrollaba entre quienes lo consumían una serie de trastornos físicos, psicológicos y emocionales que se describían como:
Una sensación de miedo, temblor en las extremidades, vértigo, nausea y sudor frío, después de los cuales sobreviene una visión, una imagen que surge en medio de una aureola de luz brillante que de pronto parpadeaba en la cámara oscura del templo. Los ojos del hombre nunca habían visto algo parecido.
Dejando incluso a un lado la prohibición formal de hablar acerca de lo que había ocurrido, la experiencia misma se dice era incomunicable, pues no existían palabras apropiadas.
Un antiguo poeta griego llegó a afirmar sobre su experiencia:
He visto el principio y el fin de la vida, reconociendo que son una misma cosa, algo otorgado por los dioses. La división entre la tierra y el cielo se funde entonces en una columna de luz.
¿Una experiencia enteógena?
Estas evidencias, más el detallado análisis comparado con ritos similares de otras civilizaciones antiguas, incluidas las de América del Sur con el usos de hongos mágicos, fueron evidenciando que esta experiencia mística se podría corresponder con la ingesta de alguna sustancia de carácter enteógeno.
Sin embargo, los hallazgos requerían una confirmación científica sobre si era posible que los antiguos griegos hubiesen podido conocer y manejar a voluntad alguna droga psicodélica en aquella época.
Se sugirió entonces que el «Kykeon» podría haber contenido entre sus ingredientes el hongo cornezuelo (Claviceps purpurea), mezclado con otras hierbas, que de este modo habrían producido una intensa experiencia psicodélica colectiva en los iniciados, ayudándoles en su transformación.
Tras beber el «Kykeon», los iniciados entraban en el Telesterion, un espacio que se asemejaba a un teatro subterráneo, en el que tenía lugar la fase secreta del ritual.
Los historiadores creen que esta parte del rito constituía una representación simbólica de la muerte y posterior renacimiento de Perséfone.
La confirmación de Albert Hoffman
En 1938, el químico Albert Hofmann había logrado sintetizar la dietilamida del ácido lisérgico (LSD) a partir justamente del hongo cornezuelo presente en el centeno, la cebada, el trigo y algunos pastos silvestres.
De esta forma, el Dr. Hofmann se había convertido en la persona indicada para confirmar o no la hipótesis del contenido de sustancias psicodélicas en el «Kikeon».
Fue así como a pesar de que el Dr. Hofmann no contaba con muestras del cornezuelo existente hace más de dos mil años atrás, todos sus análisis demostraron que era posible su presencia en los cereales que utilizaban los antiguos griegos o en los pastos que crecían en aquella zona.
Logró establecer la presencia de algunos alcaloides enteogénicos, como la amida del ácido lisérgico y la ergonovina en estos cereales que son hidrosolubles, es decir, pueden ser aislados mediante una simple dilución en agua.
Esta técnica se encontraba al alcance de las posibilidades abiertas al hombre antiguo en Grecia. Un método más sencillo habría sido recurrir a alguna clase de cornezuelo como el que crece en el pasto Paspalum disctichum, que contienen sólo alcaloides enteogénicos, el cual podría incluso haber sido usado directamente en forma de polvo.
Toda esta evidencia química, más la etnobotánica y los antecedentes historiográficos y etnoculturales aportados, lo llevaron a concluir que:
Sí, los hombres de la antigua Grecia pudieron haber obtenido un enteógeno consumible a partir del cornezuelo.
Posibles significados de estas festividades
Se cree que el significado de estas festividades orbitaba en torno a la representación simbólica de la búsqueda de Perséfone por parte de su madre, Deméter.
Una teoría bastante aceptada es que Deméter y Perséfone simbolizan la vida, la muerte e incluso la inmortalidad; que estos símbolos daban al iniciado confianza para afrontar la muerte y la promesa de la dicha en los oscuros dominios de Hades.
Fuera lo que fuera lo que ocurría en el Telesterion, todos los que entraban en él salían a la mañana siguiente radicalmente transformados.
Según los estudios realizados por el arqueólogo George Mylonas, la creciente popularidad de este culto condujo a la expansión del templo original de Deméter en Eleusis en aquellos días de la antigüedad:
Gente de todos los rincones del mundo civilizado, hombres y mujeres libres no manchados por el crimen, incluso esclavos, aspiraban a ser iniciados en sus misterios y acudían todos los años masivamente al santuario de Eleusis. No solo sencillos campesinos, sino incluso líderes políticos e intelectuales estaban ansiosos de tomar parte en los ritos.
Pero para poder participar en los Misterios Mayores, los iniciados estaban obligados a pasar primero por la fase preliminar del ritual, la purificación prescrita por Deméter.
Un famoso pasaje de Aristóteles en relación con los iniciados de los Misterios señala que aquellos individuos quedaban dignificados no tanto porque aprendieran algo nuevo («mathein») sino porque sufrían o experimentaban («pathein») un proceso de transformación profunda.
El factor principal y determinante entonces para la participación en esta poderosa experiencia era el acceso a recursos económicos suficientes, aunque no inalcanzables para cualquiera.
Todo iniciado debía comprar cochinillos y pagar 15 dracmas al sacerdote para costear los gastos de los grandes sacrificios cívicos en los primeros y últimos días del festival.
El sexo, la edad, el origen étnico y la posición social -ciudadano, meteco o esclavo- no constituían un factor determinante en Eleusis, tal como lo fue en otros cultos panhelénicos.
Algunos iniciados distinguidos
Platón, iniciado en los misterios de Eleusis, habla de ellos en su diálogo «Fedón» acerca de la inmortalidad del alma, asegurando:
Nuestros misterios tenían un significado muy real: aquél que fuese purificado e iniciado viviría junto a los dioses.
Plutarco, también un iniciado, escribía al respecto:
A causa de estas devotas y sagradas promesas dadas en los misterios, nos adherimos firmemente a la verdad incuestionable de que nuestra alma es incorruptible e inmortal. Cuando un hombre muere es como aquellos que han sido iniciados en los misterios. Toda nuestra vida es una travesía por caminos tortuosos sin salida.
Plutarco continúa:
En el momento de abandonar la vida nos asaltan el terror, el estupor, miedos estremecedores. Es entonces cuando una luz sale a nuestro encuentro, prados puros que nos reciben, canciones, danzas y santas apariciones.
Cicerón elogiaba los misterios escribiendo:
Nada es más elevado que estos misterios, no solo nos han mostrado cómo vivir con alegría, sino que nos han enseñado además cómo morir con esperanza.
En palabras de Waverly Fitzgerald:
Se decía que aquellos que eran iniciados en Eleusis no volvían a temer a la muerte y parece que este mito confirmaba la visión cíclica de la vida que constituye el centro de la espiritualidad pagana, es decir, la muerte como parte del ciclo de la vida, siempre seguida por un renacimiento.
El fin de los Misterios de Eleusis
Durante los siglos V y IV AC, los Misterios de Eleusis alcanzaron rápidamente la categoría de culto mistérico más importante y con mayor afluencia de devotos del mundo de habla griega, una posición que mantuvo a lo largo de toda la antigüedad hasta que el emperador Teodosio decretó edictos contra los cultos mistéricos a finales del siglo IV d. C.
Los historiadores saben positivamente que aquellos que participaban en los Misterios cambiaban para siempre de una forma positiva y que dejaban de temer a la muerte.
Los iniciados regresaban de su peregrinación a Eleusis alegres y felices, llenos de esperanza de una vida mejor en el mundo de las sombras, pero como bien apunta Mylonas:
El mundo antiguo ha guardado muy bien su secreto y los verdaderos Misterios de Eleusis siguen sin ser desvelados.