Por Katie MacBride

Después de más de medio siglo de bloqueos gubernamentales para investigar el potencial de los psicodélicos en el tratamiento del alcoholismo, los científicos finalmente se están poniendo al día con el trabajo pionero de sus predecesores.

En un nuevo estudio denominado «Psilocybin targets a common molecular mechanism for cognitive impairment and increased craving in alcoholism» los investigadores han logrado demostrar que la psilocibina, un compuesto psicodélico que se encuentra de forma natural en los «hongos mágicos», es capaz de reparar la parte del cerebro responsable de desencadenar el deseo compulsivo de consumir alcohol, lo que abre un un posible nuevo tratamiento para este grave trastorno.

Orígenes y antecedentes del estudio

El estudio, publicado por la revista Science Advances, se ha basado inicialmente en el trabajo desarrollado a fines de la década de 1950 por los investigadores Humphry Osmond y Abram Hoffer, dos de los primeros investigadores del LSD, quienes administraron la droga a pacientes alcohólicos y lograron descubrir que transcurrido un año, entre el 40 a 45% de los pacientes aún se mantenían sobrios; una hazaña notable para una afección con altas tasas de recaída.

El consumo de bebidas alcohólicas es responsable del 5.3% de las muertes alrededor del mundo cada año y cada vez más se hacen necesarios nuevos tratamientos que reduzcan o eliminen sus síntomas.

En el nuevo estudio, los investigadores se han centrado en las causas de cómo los psicodélicos funcionan a nivel neurobiológico, identificando un receptor de glutamato específico en las células cerebrales afectadas por el consumo de alcohol.

Cuando este receptor está dañado, desencadena un efecto nocivo sobre la función cerebral general.

Sin embargo, cuando se les trató con psilocibina, los ratones de laboratorio que se usaban para imitar el trastorno por consumo de alcohol mostraron una función del receptor de glutamato reparada.

Además, los investigadores lograron identificar un biomarcador que podría ayudar a los médicos a determinar quienes podrían ser los mejores candidatos a beneficiarse con tratamiento con psilocibina en humanos.

Enfoque en la neurobiología

Para comprender los hallazgos del nuevo estudio, debemos acercarnos al enfoque neurobiológico.

En el cerebro, existe una región llamada corteza prefrontal que es responsable de las funciones de control cognitivo, como la atención, el control de los impulsos y la flexibilidad neuronal.

Investigaciones anteriores ya habían demostrado que las neuronas de la corteza prefrontal son especialmente vulnerables a los efectos negativos del consumo crónico de alcohol.

Marcus Meinhardt, coautor del nuevo estudio, dice que en el pasado, su equipo identificó un tipo específico de receptor de glutamato afectado por el etanol, es decir, básicamente alcohol puro.

Este receptor se llama receptor de glutamato metabotrópico subtipo 2, o como se le conoce por su abreviatura: «mGluR2».

El glutamato juega un papel esencial en el mantenimiento de la función cerebral, por lo que cuando los receptores de glutamato se dañan, el trabajo del neurotransmisor falla.

Para empeorar las cosas, el alcohol suprime la producción de glutamato, por lo que también habrá menos neurotransmisores disponibles.

Esto sugiere que la pérdida de los receptores mGluR2 puede ser una consecuencia importante de la dependencia del alcohol y un mecanismo fisiopatológico clave que media a una mayor propensión a la recaída.

Si bien el LSD y la psilocibina son drogas diferentes, funcionan de manera muy similar en el cerebro, ya que ambos son «psicodélicos serotoninérgicos», lo que significa que actúan sobre un receptor de serotonina específico en el cerebro. 

Estudios anteriores han demostrado que este receptor de serotonina en conjunto al mGluR2 pueden modular las funciones de los demás, lo que lleva a los investigadores a plantear la hipótesis de que la psilocibina puede actuar sobre el mGluR2.

Metodología del estudio

Lo que Meinhardt y sus colegas hicieron en este nuevo estudio fue exponer ratones a un vapor de alcohol para intoxicarlos a niveles similares a los que experimentan las personas con trastorno crónico por consumo de alcohol durante siete semanas.

Durante ese período, los investigadores monitorearon el comportamiento de los ratones, así como los cambios moleculares en sus cerebros.

Luego separaron a los ratones dependientes del alcohol en tres grupos y le administraron psilocibina a dos de ellos, estableciéndose de la siguiente forma:

  • Un grupo con dosis más baja de psilocibina
  • Un grupo con dosis más alta de psilocibina
  • Un grupo de de control

De acuerdo a la hipótesis inicial, la expresión de mGluR2 se redujo en los cerebros de ratones dependientes del alcohol y esa reducción fue consistente con una función ejecutiva más baja y un aumento del aumento del deseo de consumir alcohol.

En otras palabras, volverse dependiente del alcohol dio como resultado cambios en el cerebro de los ratones, específicamente en la expresión de mGluR2 e hizo que los ratones quisieran más alcohol y fueran menos capaces de resistirlo, además de una reducción en otras funciones ejecutivas.

Las personas que estudian la adicción al alcohol a menudo la llaman «progresiva», pero sin intervención, el trastorno por consumo de alcohol puede empeorar gravemente con el tiempo.

Los cerebros de estos ratones dependientes del alcohol pueden ilustrar precisamente por qué, revelando cómo las funciones ejecutivas, como el autocontrol, la regulación de las emociones, la memoria, la toma de decisiones y la flexibilidad cognitiva se ven erosionadas por el abuso crónico del alcohol.

Pero aquí es donde el estudio se vuelve esperanzador y emocionante, ya que en los dos grupos de ratones que recibieron psilocibina, la expresión de mGluR2 se restauró después del tratamiento.

Este cambio también fue evidente en el comportamiento de los ratones, ya que el grupo que recibió psilocibina recayó aproximadamente un 45 por ciento menos en comparación con los ratones de control.

Este resultado refleja lo que los investigadores del LSD ya habían encontrado en la década de 1950, cuando después de una dosis de LSD, un compuesto estructural y funcionalmente muy similar a la psilocibina, entre el 40 y el 45 por ciento de los alcohólicos seguían en abstinencia un año después.

Desarrollos futuros

Los estudios en roedores siempre deben tomarse con cautela. Somos humanos y lo que sucede en los roedores no siempre es coherente con lo que sucede en nosotros.

Pero lo que sí sabemos que los seres humanos con trastorno por consumo de alcohol tienen una expresión disminuida de mGluR2 y que la psilocibina y el LSD se han mostrado prometedores como tratamientos para el trastorno por consumo de alcohol tanto en modelos de roedores como en seres humanos, aunque la investigación aún es escasa en este último.

En otras palabras, esto no solo puede presentar una nueva estrategia de tratamiento, sino que también puede ser útil para determinar antes de emprender cualquier terapia futura quién es más probable que se beneficie del tratamiento en primer lugar.

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