Más allá de ser una simple decocción, la ayahuasca se erige como el pilar de una farmacopea indígena milenaria, un testimonio viviente de un conocimiento empírico que intuyó, con asombrosa precisión, las complejidades de la sinergia botánica.
Este brebaje, nacido en el corazón de la Amazonía, trasciende su función de psicoactivo para convertirse en un puente sagrado entre el mundo material y el espiritual, utilizado por siglos en contextos rituales, terapéuticos y de introspección profunda.
Su preparación no es una mera receta; es un ritual alquímico de alta precisión, un proceso donde la mano experta del curandero guía la transformación de materias primas vegetales en un vehículo de conciencia.
Contenido
La arquitectura fitoquímica
La eficacia oral de la ayahuasca es un fenómeno bioquímico singular. A diferencia de muchas sustancias, su potencia no reside en un solo componente, sino en una interacción sinérgica que sortea ingeniosamente las defensas enzimáticas del cuerpo humano.
Se trata de una farmacología in vivo que fue descubierta y perfeccionada a través de la observación ancestral, mucho antes del advenimiento de la química moderna.
1. Banisteriopsis caapi
Esta liana, considerada la «planta maestra» o el «espíritu» de la ayahuasca, contiene una familia de alcaloides indólicos conocidos como beta-carbolinas (harmina, harmalina y tetrahidroharmina).
Su función es crucial, ya que actúan como Inhibidores Reversibles de la Monoamino Oxidasa-A (iMAO). Al neutralizar temporalmente esta enzima en el tracto gastrointestinal y el hígado, crean un escudo bioquímico que protege al componente visionario de su degradación habitual.

2. Psychotria viridis (Chacruna)
Las hojas de esta planta contienen el alcaloide N,N-Dimetiltriptamina (DMT), una molécula psicoactiva extremadamente potente que se une a los receptores de serotonina en el cerebro.
Sin embargo, por vía oral y en solitario, la DMT es inactiva. La enzima MAO-A, ahora inhibida por las beta-carbolinas, la descompondría rápidamente, impidiendo que llegue al torrente sanguíneo y al sistema nervioso central. Es la presencia del «guardián» lo que permite al «visionario» realizar su viaje.
Esta combinación no es la única posible. Tradiciones diversas incorporan otras plantas, como Diplopterys cabrerana (chaliponga), que también contiene DMT o aditivos como Nicotiana rustica (mapacho) para modular la experiencia o intensificar la purga, demostrando la riqueza y adaptabilidad de este conocimiento.

El protocolo etnobotánico
La preparación de la ayahuasca es una ceremonia en sí misma, un proceso que puede extenderse por más de un día y que requiere una atención constante.
Cada etapa está diseñada para maximizar la extracción de los principios activos, muchos de ellos sensibles al calor, respetando un protocolo transmitido generacionalmente.
1. Ingredientes y acondicionamiento
- La liana B. caapi es limpiada meticulosamente y luego macerada con un mazo de madera. Este golpeteo es una forma de ablandar sus duras fibras, rompiendo las paredes celulares para exponer una superficie máxima de contacto y facilitar la lixiviación de las preciadas beta-carbolinas. Finalmente, se pica en trozos manejables.
- Se seleccionan hojas maduras de P. viridis, se limpian y, en algunos casos, se secan ligeramente al sol. Este paso puede ayudar a concentrar los alcaloides y es crucial para la consistencia del resultado.
- Se prefiere agua de manantial o río, por su pureza y su conexión simbólica con el entorno. Otras plantas, como el jengibre para las náuseas o Justicia pectoralis por su aroma, pueden añadirse según la tradición específica.
2. La lixiviación acuosa por etapas
Utilizando una olla grande (tradicionalmente de arcilla, hoy de acero inoxidable), se inicia un proceso de cocción lento y cuidadoso.
- Se coloca la B. caapi en la olla, se cubre con agua y se lleva a un hervor suave y constante, alrededor de 90-95°C. Un fuego violento degradaría los alcaloides y evaporaría el solvente demasiado rápido. Esta fase, que dura entre 4 y 8 horas, está destinada a extraer y estabilizar en el agua las beta-carbolinas, cuya estructura molecular es más resistente al calor prolongado.
- Este es un punto crítico. Las hojas de P. viridis se añaden cuando el caldo ya es rico en inhibidores de MAO. El objetivo es proteger la DMT, mucho más termolábil, de una exposición excesiva al calor. La cocción continúa por otras 4 a 6 horas, permitiendo que la DMT se extraiga en un medio que ya puede preservarla. El curandero supervisa este proceso, evaluando el sabor, la viscosidad y el color para determinar el momento exacto de finalización.
3. Filtrado, lavados y concentración final
- El líquido resultante se cuela para separar el «bagazo» vegetal del caldo primario, que se reserva. Este material vegetal no se descarta. Se somete a una o dos cocciones secundarias con agua limpia (de 2 a 4 horas cada una) para rescatar cualquier alcaloide residual.
- Todos los caldos se combinan y se regresan al fuego para una reducción final. Esta lenta evaporación, que puede tomar de 3 a 8 horas adicionales, concentra la decocción hasta lograr una consistencia espesa, oscura y de un amargor intenso. Es en este punto donde el brebaje adquiere su potencia final.
Estudios fitoquímicos han demostrado que el pH ligeramente ácido del agua de cocción (generalmente entre 4 y 5, a menudo aportado por la propia planta) facilita la conversión de los alcaloides en sus formas salinas, que son significativamente más solubles en agua, maximizando así la eficiencia de la extracción tradicional.
Consumo de la ayahuasca: Protocolo y práctica
El consumo de la ayahuasca se rige por un protocolo estricto dentro de un contexto ceremonial. No existe una dosis universal; la potencia varía según la preparación.
1. Dosificación y administración
La dosis es determinada por el guía o curandero. Se suele comenzar con un volumen pequeño (aproximadamente 30-50 mL), servido en una copa o cuenco pequeño.
Los participantes ingieren la bebida de una vez, debido a su intenso sabor amargo. Es común seguirla con un sorbo de agua o infusiones de hierbas para contrarrestar el sabor.
Dependiendo de la intensidad de los efectos tras 45-60 minutos, el guía puede ofrecer una dosis adicional («complemento») para profundizar la experiencia.
2. Entorno ceremonial
La ceremonia se realiza en un espacio reservado y seguro («maloca» o sala ceremonial), tradicionalmente de noche. Los participantes se ubican individualmente en colchonetas o alfombras, con mantas y un recipiente para vomitar («purga»).
3. Ritualística central
- El guía entona cantos sagrados llamados ícaros para dirigir la energía de la ceremonia y modular la experiencia de los participantes.
- El sonido de hojas secas agitadas (shacapas) se usa para «barrer» energías y crear un campo sonoro protector.
- Se guarda silencio durante la fase principal de la experiencia (2-4 horas) para facilitar la introspección.
4. Fases de la experiencia
- Fase de latencia (30-60 minutos). Aparecen primeras sensaciones físicas (mareo, calor, frío).
- Fase visionaria (2-4 horas). Máxima intensidad de efectos cognitivos y perceptivos. Es cuando ocurre la «purga» (vómito, sudoración, llanto), considerada parte esencial del proceso de sanación.
- Fase de resolución (1-2 horas). Los efectos disminuyen gradualmente, permitiendo la reflexión y el descanso.
5. Post-Ceremonia
Al finalizar, se suele compartir una comida ligera y se inicia el proceso de integración, donde los participantes reflexionan sobre su experiencia bajo la guía del curandero.
Mecanismo de acción en el organismo
La acción de la ayahuasca en el cuerpo humano es un proceso secuencial y sinérgico que puede dividirse en varias fases farmacocinéticas y farmacodinámicas clave.
1. Ingesta y absorción gastrointestinal
El proceso comienza con la ingestión oral del brebaje. Los alcaloides deben ser absorbidos a través del tracto gastrointestinal para llegar al torrente sanguíneo.
Los inhibidores de la MAO (harmina, harmalina, tetrahidroharmina) de la B. caapi se absorben rápidamente en el intestino delgado. Su función comienza de inmediato, bloqueando irreversiblemente las enzimas Monoamino Oxidasa-A (MAO-A) en la mucosa intestinal y el hígado. Esto crea una ventana temporal de aproximadamente 4-6 horas donde la MAO-A, la principal enzima encargada de desactivar las monoaminas ingeridas, queda fuera de servicio.
En este entorno protegido, la N,N-Dimetiltriptamina (DMT) de la P. viridis, que de otra manera sería rápidamente metabolizada y desactivada por la MAO-A, logra absorberse intacta a través de la pared intestinal. Esta es la condición sine qua non para la actividad psicoactiva oral.
2. Distribución sistémica y barrera hematoencefálica
Una vez en la sangre, ambos compuestos se distribuyen por el organismo.
La DMT, una molécula lipofílica de tamaño relativamente pequeño, cruza fácilmente la barrera hematoencefálica. Las beta-carbolinas también lo hacen, aunque en menor medida. Es dentro del sistema nervioso central donde ocurre el efecto psicoactivo primario.
Ambos tipos de alcaloides presentan una alta unión a proteínas plasmáticas, lo que influye en su vida media y en la intensidad de su efecto.
3. Farmacodinámica central
La interacción con los sistemas neuroquímicos cerebrales define la experiencia subjetiva. La DMT actúa principalmente como un potente agonista de los receptores de serotonina 5-HT2A (y en menor medida, 5-HT1A y 5-HT2C).
La activación masiva de los receptores 5-HT2A en la corteza cerebral es el mecanismo central detrás de las alteraciones profundas en la percepción, las emociones y la cognición, incluyendo las visiones complejas y la disolución del ego. Este mismo receptor es el objetivo de otros psicodélicos clásicos como el LSD y la psilocibina.
Además de su rol periférico como iMAO, las beta-carbolinas tienen efectos propios en el cerebro. La tetrahidroharmina, por ejemplo, actúa como un inhibidor de la recaptación de serotonina (ISRS natural), aumentando aún más la disponibilidad de este neurotransmisor en la sinapsis. La harmina también promueve la neurogénesis en estudios preclínicos.
4. Metabolismo y eliminación
El cuerpo elimina los compuestos activos a través de vías metabólicas específicas. Tras el periodo de inhibición, la MAO-A se recupera y comienza a metabolizar los alcaloides restantes. La DMT es principalmente desaminada por esta enzima en el hígado, transformándose en ácido indolacético, un metabolito inactivo que se excreta en la orina.
La DMT tiene una vida media plasmática muy corta (aproximadamente 15-30 minutos), lo que explica por qué sus efectos visuales y cognitivos máximos ocurren en «oleadas» o «ondas». Las beta-carbolinas, particularmente la harmina, tienen una vida media más larga (1-3 horas), lo que contribuye a la duración total de la experiencia (generalmente de 4 a 6 horas). Los metabolitos finales se eliminan principalmente por vía renal.
Consideraciones críticas
La profunda complejidad bioquímica de la ayahuasca implica riesgos graves que no pueden ser subestimados. La inhibición temporal del sistema MAO altera la forma en que el cuerpo metaboliza ciertas sustancias, generando dos riesgos principales:
1. Crisis hipertensiva por tiramina
La ingesta de alimentos ricos en tiramina (quesos curados, embutidos, cerveza, vinos, etc.) durante el periodo de actividad del iMAO puede desencadenar una liberación masiva de norepinefrina, provocando una crisis hipertensiva aguda y potencialmente mortal.
2. Síndrome serotoninérgico
La combinación de los iMAOs de la ayahuasca con fármacos que aumentan los niveles de serotonina (como los ISRS, antidepresivos comunes) está absolutamente contraindicada. Esta interacción puede causar el síndrome serotoninérgico, una condición tóxica caracterizada por confusión, agitación, taquicardia e hipertermia, que puede ser fatal.
Referencias
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