En los últimos años, los psicodélicos han pasado de ser sustancias asociadas con la contracultura y las experiencias espirituales a convertirse en un tema de interés científico por su potencial terapéutico.
Fue en 1995 cuando se solicitó por primera vez que el dolor sea incorporado como un quinto signo vital a ser evaluado por los médicos, sumado a la temperatura corporal, la frecuencia cardíaca, la respiración y la presión arterial.
Muchas de las personas que desean experimentar los efectos antidepresivos de los hongos psicodélicos ya consumen diariamente algún tratamiento para la depresión, por lo que es muy importante saber cual es el efecto potencial de combinarlos.