Un reciente meta-análisis, dirigido por Jack D. C. Dahan y su equipo, se ha centrado en estudiar la correlación entre los efectos subjetivos de estas sustancias y sus resultados terapéuticos.
En 2019 la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) aprobó el primer nuevo medicamento para tratar la depresión mayor en décadas.
A pesar de su uso clínico como anestésico y antidepresivo, el efecto a largo plazo de la ketamina sobre las redes cerebrales sigue siendo en gran parte desconocido.